Integridad en la Sombra

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Integridad en la Sombra

_La verdadera grandeza de una persona radica en su integridad y en la búsqueda constante de hacer lo correcto, incluso cuando nadie está mirando._

Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada.
Lucas 1:5-7

En nuestra búsqueda de grandeza, a menudo nos encontramos ante la pregunta crucial: ¿Dónde reside verdaderamente la grandeza? La respuesta, sin embargo, no se halla en las glorias terrenales, la riqueza o el reconocimiento externo, sino en la integridad y la búsqueda constante de hacer lo correcto, incluso en la soledad de nuestras decisiones no observadas por ojos humanos.

Muchas veces nuestra justucia se puede ver atacada por pensamientos erroneos y destructivos dependiendo la situacion en que nos encontremos. A veces enfrentamos desafíos que podrían malinterpretarse como castigos divinos. Sin embargo, la integridad de corazón no siempre nos exime de pruebas, sino que nos sustenta en ellas, demostrando la justicia divina en medio de las circunstancias.

La Integridad de Zacarías y Elisabet
El relato de Lucas nos presenta a Zacarías y Elisabet, cuyo nombre resuena con la pureza del hebreo. Zacarías, un sacerdote de la clase de Abías, destila devoción y servicio en su designación sacerdotal. Elisabet, descendiente de las hijas de Aarón, irradia nobleza y conexión con el servicio sagrado cuya grandeza no se define por títulos o posesiones, sino por su integridad delante de Dios.

En la esfera espiritual, ambos eran justos, mostrando una rectitud que no se conforma con meras apariencias. Su vida, irreprensible, reflejaba una integridad palpable ante los mandamientos y ordenanzas del Señor. Su devoción no era un acto externo, sino una comunión interna, era una pareja profundamente arraigada en su devoción al Señor, vivieron vidas justas y a pesar de su integridad, se enfrentaron a la dolorosa realidad de la esterilidad, un desafío que llevó su fe al límite.

La esterilidad de Elisabet, lejos de ser un juicio divino, se convirtió en una prueba que revelaría la justicia divina. Su historia resuena con la comprensión de que las pruebas no siempre indican distanciamiento espiritual, sino que, en el plan divino, pueden ser el preludio de una intervención milagrosa.

La narrativa de Zacarías y Elisabet destaca la justicia divina, verdadera y más allá de las apariencias. La esterilidad no fue una condena por su integridad; más bien, fue el telón de fondo de una manifestación de la gracia divina. Elisabet, en versículos posteriores, proclama que Dios retiró su aflicción, y le otorgó un regalo esperado.

Desafío de la Integridad

En el día a día del mundo actual, donde a menudo se valora más la apariencia que la integridad, marcado por la superficialidad y la búsqueda de validación externa, se nos desafía a seguir el ejemplo de Zacarías y Elisabet. Aun cuando enfrentamos pruebas, recordemos que la justicia de Dios no siempre se manifiesta de la manera que esperamos. Sigamos viviendo vidas sin reproche, incluso cuando no entendemos completamente el propósito de nuestras luchas. La grandeza no se mide por la popularidad en redes sociales ni por la riqueza acumulada, sino por la integridad, la cual se aferra a los valores divinos aun en la oscuridad del anonimato.

Oración

Dios Soberano, permítenos comprender que la verdadera grandeza se encuentra en nuestra integridad delante de Ti incluso en las situaciones más desafiantes, danos la fuerza para confiar en tu justicia verdadera. Que, como Zacarías y Elisabet, podamos buscar hacer lo correcto, incluso cuando ninguna mirada humana lo perciba. Que nuestra devoción a Ti sea la esencia de nuestra grandeza. Amén.

Strd Pregunta editada 3 de julio de 2024
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