No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir a Efraín
No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir a Efraín
“No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir a Efraín; porque Dios soy, y no hombre” Oseas 11:9.
El Señor da a conocer así Sus pacientes misericordias. Pudiera ser que el lector se encuentre en medio de una grave desgracia, y todo amenace su pronta condenación.
Que permita entonces que el texto lo saque de la desesperación.
El Señor te invita ahora a considerar tus caminos, y a confesar tus pecados.
Si Él fuera un hombre, desde hace mucho tiempo te habría cortado.
Si fuera a actuar ahora según la manera de los hombres, sería una palabra y un golpe, y luego llegarías a tu fin: pero no es así, pues “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos.”
Juzgas correctamente que Él está enojado, pero Él no guarda Su ira para siempre: si te apartas del pecado y vienes a Jesús, Dios se apartará de su ira. Porque Dios es Dios, y no hombre, hay perdón todavía para ti, aunque estuvieras hundido hasta tu garganta en la iniquidad. Tienes a un Dios que tratar, y no a un hombre duro, y ni siquiera simplemente a un hombre justo.
Ningún ser humano podría tener paciencia contigo: habrías cansado a un ángel, como has cansado a un padre afligido; pero Dios es paciente. Ven y pruébalo de inmediato. Confiesa, cree, y regresa de tu mal camino, y serás salvo.
Charles H. Spurgeon
1 Respuesta
El versículo “No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir a Efraín; porque Dios soy, y no hombre” se encuentra en Oseas 11:9. Este pasaje es una declaración profunda de la misericordia divina y la diferencia entre la naturaleza de Dios y la de los seres humanos. A lo largo del libro de Oseas, se explora la tensión entre la justicia de Dios y Su amor incondicional, y este versículo refleja un punto culminante de ese tema.
Contexto del Capítulo 11 de Oseas:
En Oseas 11, Dios habla de Su amor por Israel, representado por Efraín, una de las tribus del norte y, en ocasiones, un nombre simbólico para todo Israel. Dios recuerda cómo Él amó y cuidó de Israel desde su juventud, pero lamenta que, a pesar de ese amor, Israel se apartó de Él para seguir otros dioses. A lo largo del capítulo, se percibe el dolor y la tristeza de Dios por la rebelión de Su pueblo.
Explicación del Versículo:
- “No ejecutaré el ardor de mi ira”: Aunque Israel merece el castigo por su infidelidad, Dios decide no descargar toda Su ira sobre ellos. Aquí se muestra el autocontrol y la moderación de Dios, quien, a pesar de tener razones para destruir, elige no hacerlo.
- “Ni volveré para destruir a Efraín”: Dios afirma que no llevará a cabo una destrucción completa sobre Efraín. Esto implica una decisión consciente de contener Su juicio y mostrar misericordia, a pesar de la rebeldía de Israel.
- “Porque Dios soy, y no hombre”: Esta es una de las frases más poderosas del versículo. Dios subraya que Su naturaleza es diferente a la humana. Mientras que los humanos pueden actuar impulsivamente o con venganza, Dios se caracteriza por Su paciencia, compasión y fidelidad. Esta diferencia esencial explica por qué Él opta por la misericordia en lugar de la destrucción total.
Significado Teológico:
Este versículo revela la profundidad del amor y la misericordia de Dios. A diferencia de los humanos, que a menudo reaccionan con ira y represalias, Dios es paciente y Su naturaleza divina le permite actuar con una misericordia que va más allá de lo que los seres humanos pueden comprender. A pesar de la justicia que demandaría castigo, Dios elige el perdón y la redención.
Aplicación Práctica:
Para los creyentes hoy, este versículo es un recordatorio del carácter incomparable de Dios. Nos invita a reflexionar sobre la magnitud de Su misericordia y amor, que no dependen de nuestras acciones, sino de Su naturaleza divina. También nos desafía a emular la misericordia de Dios en nuestras relaciones, buscando no reaccionar con ira o venganza, sino con compasión y perdón.
En resumen, Oseas 11:9 es una declaración conmovedora del compromiso de Dios con Su pueblo, reflejando un amor que supera la ira justa, un amor que es fiel, constante y profundamente misericordioso.
Dios es bueno y misericordioso con nosotros a pesar de nuestras infidelidades.