La ley y la gracia
La ley y la gracia
Porque si estamos en el tiempo de la gracia debemos obedecer la ley para ser salvos? Si la ley no salva?
2 Respuesta
Saludos querido hermano,
La explicación es sencilla. El estar bajo la gracia no le exonera guardar los mandamientos. Una prueba irrefutable de que usted es Hijo de Dios es que guarda sus mandamientos. Como dice 1 Juan 5:3, “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.” La gracia de Dios no es una licencia para pecar, sino una capacidad para vivir en santidad. En Romanos 6:15, el apóstol Pablo pregunta: “¿Qué, pues? ¿Pecaremos porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera.” La verdadera gracia nos lleva a una vida de obediencia por amor a Dios.
La gracia es más severa que la ley. En la ley, cometer adulterio era solo por el acto; sin embargo, en la gracia, solo basta mirar y desear. Jesús lo explica claramente en Mateo 5:27-28: “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.” La gracia nos llama a una pureza de corazón y mente, y no solo de acciones externas. Esta severidad de la gracia demuestra que Dios desea una transformación completa en nosotros, tanto interior como exteriormente.
La gracia es gratis pero no barata. Cualquiera que haga menos que la ley es una deshonra a la gracia. Esto se refleja en Romanos 6:1-2: “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” La gracia de Dios nos enseña a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, y a vivir en este mundo sobria, justa y piadosamente (Tito 2:11-12). La gracia nos llama a una vida de devoción y santidad que honra a Dios en todo lo que hacemos.
Por lo tanto, aunque estamos bajo la gracia y no bajo la ley, seguimos llamados a vivir en obediencia a los mandamientos de Dios, reflejando nuestro amor y gratitud por la salvación que hemos recibido. Como señala Santiago 2:17, “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.” La obediencia a los mandamientos de Dios no es un medio para ganar salvación, sino una evidencia de la salvación que ya hemos recibido por gracia mediante la fe. Vivir en obediencia es una respuesta de amor a Dios, que nos ha amado primero y nos ha dado Su gracia abundante.
A manera de resumen.
No se obedecen los mandamientos para ser hijo de Dios, se obedecen porque ya eres hijo de Dios
Shalom