La cuestión de cómo el Hijo de Dios puede ser “engendrado” y, al mismo tiempo, no tener principio ni fin, se relaciona con la doctrina de la Trinidad y la naturaleza eterna de Dios. A continuación,  desgloso algunos conceptos clave para entender:

1. **Engendrado, no creado**: En el credo niceno, una de las confesiones de fe más antiguas y fundamentales del cristianismo, se dice que Jesucristo es “engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre”. Esto significa que el Hijo procede del Padre, pero no en el sentido de ser creado en un punto en el tiempo, sino en un sentido eterno. La generación del Hijo es un acto eterno y continuo, sin un inicio temporal.

2. **La eternidad del Hijo**: Según Juan 1:1-3, el Hijo (el Verbo) existía en el principio con Dios y era Dios. Esto subraya la eternidad del Hijo, quien no tiene principio ni fin, ya que siempre ha existido con el Padre.

3. **La Trinidad**: La doctrina de la Trinidad enseña que Dios es un ser único en tres personas distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Estas tres personas comparten la misma esencia divina y coexisten eternamente. Así, aunque el Hijo es “engendrado” por el Padre, esto no implica un inicio temporal sino una relación eterna dentro de la Deidad.

4. **Textos bíblicos relevantes**:
– **Juan 1:1-3**: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.”
– **Juan 1:14**: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”
– **Hebreos 1:3**: “El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.”
– **Apocalipsis 22:13**: “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.”

En resumen, la expresión “engendrado” se entiende en términos de una relación eterna y no de una creación temporal. El Hijo es eterno y coexiste con el Padre y el Espíritu Santo, compartiendo la misma naturaleza divina sin principio ni fin.