DEVOCIONAL 6 DE AGOSTO
DEVOCIONAL 6 DE AGOSTO
- 6 de Agosto
Yendo un poco más allá, se postró sobre su rostro y oró.
Mat 26:39
De la pluma de Charles Spurgeon:
Podemos aprender muchísimas de las características instructivas de la oración de nuestro Salvador durante este período de severa prueba. Lo primero a destacar es que se trató de una oración a solas, dado que se apartó hasta de sus tres discípulos preferidos. Querido creyente, recuerda que con frecuencia debes practicar la oración a solas, en especial durante los momentos de prueba. La oración en familia, la oración en público o la oración con otros creyentes en la iglesia no es suficiente. Todo esto es importante, sin embargo, el incienso más batido y roto producirá el humo más fragante en tu incensario privado, cuando le dediques a tus devociones momentos a solas, cuando ningún otro oído, excepto el de Dios, te escuche.
La oración de Cristo fue también una oración humilde. Lucas dice: «se arrodilló» (Luc 22:41), pero Mat expresa: «se postró sobre su rostro». Si esta fue la posición del Maestro, ¿cuál debiera ser la tuya como su humilde siervo? ¿No debes cubrir tu cabeza con «polvo y ceniza» (Gén 18:27)? La humildad te brinda un punto de apoyo y no hay esperanza de prevalecer con Dios en oración a menos que te «[humilles] … para que él [te] exalte a su debido tiempo» (1Pe 5:6).
Su oración fue también una oración filial, una oración apropiada de un hijo hacia su padre. Él oró: «Abba, Padre» (Mar 14:36). Al presentar tu adopción como hijo, encontrarás un fuerte que te protegerá en los tiempos de prueba. Si hubieras sido simplemente un súbdito suyo, hace rato que habrías perdido tus derechos por tu traición, pero nada puede hacer que pierdas los derechos de hijo, por lo que cuentas con la protección del Padre. Por tanto, no te sientas intimidado de llamarlo: «Padre mío» (Mat 26:39), «escucha mi clamor y atiende a mi oración» (Sal 61:1).
También toma en cuenta que la oración de Jesús fue perseverante. Él oró tres veces, por tanto no te detengas hasta que prevalezcas. Sé persistente como la viuda de la parábola de Jesús, quien porque insistía «viniendo de continuo» (Luc 18:5, RVR 1995), obtuvo lo que no consiguió con su primera súplica. «Dedíquense a la oración: perseveren en ella con agradecimiento» (Col 4:2).
Por último, fue también una oración sumisa. Él se había resignado a cumplir la voluntad del Padre, porque dijo: «No sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú» (Mat 26:39). Por tanto, sométete a la voluntad de Dios dado que él determinará lo que es mejor. Confórmate con dejar tu oración en las manos de Aquel que sabe cuándo dar, cómo dar, qué dar y qué retener.
Así que, aquellos hijos de Dios que perseveran en la oración solitaria, con humildad y sumisión, sin dudas prevalecerán.
De la pluma de Jim Reimann:
¡Qué maravilloso ejemplo de oración nos dio Jesús en Getsemaní! Allí fue donde vimos a Dios el Hijo, aquel que experimentó una unidad y una comunión inquebrantables con su Padre desde la eternidad pasada, humillándose y suplicando a Dios el Padre. Y si nuestro Salvador sintió tal necesidad de orar, ¡cuánto más nosotros!
Gracias a que él estuvo dispuesto a beber la copa que mencionó en Getsemaní tenemos, mediante él, acceso al trono del Padre. Si no fuera por su oración y la respuesta, nuestras oraciones no tendrían sentido.
Oh, Señor, cuán benditos somos de conocerte y de conocer a tu precioso Hijo. ¡Gracias por él que sufrió en Getsemaní y en la cruz por nosotros!
DEVOCIONALES DE CHARLES SPURGEON
VUELVAN A MÍ – JIM REIMANN