DEVOCIONAL 4 DE AGOSTO

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DEVOCIONAL 4 DE AGOSTO

  • 4 de Agosto

¿Qué ganamos con quedarnos aquí sentados, esperando la muerte?

2Re 7:3

De la pluma de Charles Spurgeon:

Querido lector, este libro fue concebido principalmente para la edificación de los creyentes, pero si aún no eres salvo, mi corazón anhela que creas y me gustaría mencionar algunas palabras que espero te sean de bendición. Abre tu Biblia y lee la historia de los leprosos en 2Re 7:1-20 y considera que su posición fue en gran medida la misma que tienes tú ahora. Si permaneces donde estás, es seguro que perecerás. Si acudes a Jesús, es probable que también mueras pero, recuerda el viejo dicho: «El que nada arriesga, nada gana». ¿No es cierto que en tu caso tienes poco que arriesgar? Si decides permanecer en tu lugar, desahuciado y sin esperanzas, nadie tendrá lástima de ti cuando llegues a la ruina completa. Sin embargo, si vas a morir luego de procurar verdaderamente la misericordia (si esto fuera posible) serías objeto de compasión universal. Nadie que se niegue a mirar a Jesús escapa de la destrucción y, a la inversa, es probable que tengas relaciones que creen en él y son salvos. Entonces, si algunos de tus amigos han recibido misericordia, ¿por qué no tú?

Los ninivitas dijeron: «¡Quién sabe! Tal vez Dios cambie de parecer, y aplaque el ardor de su ira, y no perezcamos» (Jon 3:9). Actúa conforme a esa misma esperanza y pon a prueba la misericordia del Señor. Perecer es tan horroroso que si restara una única oportunidad, el instinto de autopreservación te haría estirar la mano para alcanzarla.

Hasta ahora estuve argumentando sobre la base de tu incredulidad, pero ahora quisiera asegurarte, de parte del Señor, que «si lo buscas, te permitirá que lo encuentres» (1Cr 28:9). Jesús dijo: «Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que a mí viene, no lo rechazo» (Jua 6:37). Si confías en él, no perecerás. Al contrario, hallarás un tesoro mucho más grande que los otros pobres leprosos que permanecen apiñados en su campamento desierto. Que su Espíritu Santo te conceda la osadía para acudir de inmediato a él, sabiendo que no confiarás en vano.

Luego, cuando seas salvo, dedícate a desparramar las buenas nuevas. Tal como los leprosos lo expresaron en 2Re 7: «Hoy es un día de buenas noticias, y no las estamos dando a conocer. Si esperamos hasta que amanezca, resultaremos culpables. Vayamos ahora mismo al palacio, y demos aviso» (v. 9). Da a conocer las noticias para unirte a la casa del Rey. Informa a tu pastor lo que has descubierto y luego proclama las buenas nuevas por donde vayas.

Quiera el Señor salvarte antes de que hoy se ponga el sol.

De la pluma de Jim Reimann:

Algunos incrédulos se ríen ante la perspectiva de ir al infierno y dicen: «Allí estarán todos mis amigos, así que ¡haremos una gran fiesta!» Sin embargo, el infierno será un lugar horroroso. ¿Te has quemado un dedo mientras cocinabas? Entonces, piensa cuánto dolor puede provocar una pequeña quemadura. Eso no tiene ni punto de comparación con los que «son exhibidos como ejemplo al sufrir el castigo del fuego eterno» (Jud 1:7, LBLA). Y aunque allí habrá fuego, también será un sitio donde reine «la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes» (Mat 8:12).

Por otro lado, Isaías nos cuenta de un Dios de gracia que te dice: «En el momento propicio te respondí, y en el día de salvación te ayudé» (Isa 49:8). Pablo, más adelante, cita ese mismo pasaje diciendo que el tiempo es esencial en cuanto a la salvación: «Les digo que éste es el momento propicio de Dios; ¡hoy es el día de salvación!» (2Co 6:2). ¿Por qué no lepides al Señor que te salve hoy mismo?

DEVOCIONALES DE CHARLES SPURGEON

VUELVAN A MÍ – JIM REIMANN

Bernabe Pregunta respondida 5 de agosto de 2024
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