¿Se enoja Dios?
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El enojo es una emoción y, como tal, es una experiencia meramente humana. Debemos considerar que todas las emociones forman parte de nuestra debilidad humana, ya que pueden cambiar nuestro estado de ánimo e incluso nuestros pensamientos. Por consiguiente, es imposible considerar que Dios puede sentir ese tipo de emociones de la misma manera que nosotros, dado que Dios es inmutable y libre de variación (Malaquías 3:6: “Porque yo, el Señor, no cambio”; Santiago 1:17: “En él no hay cambio ni sombra de variación”).
Al hablar del enojo de Dios, debemos verlo desde una perspectiva que no sea humana. La “ira” de Dios, tal como se describe en la Biblia, no implica un cambio emocional o una pérdida de control en Dios. En lugar de eso, es una manera de expresar su justicia perfecta y su rechazo al pecado. La ira divina es una manifestación de su santidad y su amor por el bien. Por ejemplo, Éxodo 32:10 dice: “Ahora déjame, para que se encienda mi ira contra ellos y los consuma. Pero de ti haré una gran nación”, y Salmos 7:11: “Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos los días”.
Teólogos contemporáneos como N.T. Wright explican que la ira de Dios es una respuesta justa y necesaria al mal y la injusticia, no una emoción irracional. C.S. Lewis comparó la ira de Dios con el dolor de un médico que debe tratar una herida; no es un enojo sin razón, sino una respuesta adecuada y curativa al mal.
Por lo tanto, aunque podemos hablar de la ira de Dios, debemos entenderla como una manera de describir su oposición constante y justa al mal, sin que esto implique un cambio en su naturaleza perfecta e inmutable. Esta visión nos ayuda a comprender mejor la perfección divina y su interacción con el mundo de una manera que trasciende nuestras experiencias humanas.
Muchas gracias por este valioso aporte.
Preguntar sobre si Dios se enoja me resulta muy peculiar, puesto que sabemos que Dios no es hombre por tanto Dios no tiene pasiones, el lenguaje que se encuentra en las Escrituras no debe ser entendido de manera literal puesto que a Dios le ha plácido el darse a conocer al hombre con un lenguaje que hasta un niño lo pueda entender, su palabra es clara y entendible,