Soy continuista. No encuentro motivos bíblicos para creer que los dones milagrosos hayan cesado.

1 Corintios 13:8-12 dice que los dones cesarán cuando venga lo perfecto, cuando le veamos cara a cara. Esto obviamente se refiere a la Segunda Venida de Cristo.

1 Corintios 1:7 dice que la Iglesia no debe carecer de ningún don mientras espera la revelación de Jesucristo

Efesios 4:11-13 habla de que los dones son necesarios “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe”. Ese propósito obviamente aún no se ha alcanzado.

Hechos 2:17-18 promete el derramamiento del Espíritu junto con profecías, visiones y sueños durante los “postreros días” (es decir, durante todo el periodo hasta la Segunda Venida), para los hijos e hijas (o sea que no se limita solo a la generación apostólica). Esto se ve reforzado por el versículo 39, ya que en el mismo contexto dice que, “para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.”

Marcos 16:17-18 dice que las señales milagrosas (echar fuera demonios, hablar nuevas lenguas, sanar enfermos) seguirán “a los que creen”. No limita dichos dones sólo a una generación de creyentes, sino que la promesa es para todos los que crean.

Yo estoy convencido que la creencia cesacionista no surge de la lectura del texto biblico, sino de otras consideraciones. Irónicamente, muchos cesacionistas terminan cayendo en el mismo error del que ellos acusan a los continuistas, el de priorizar la experiencia por sobre la enseñanza biblica. Esto lo digo porque su argumento suele ser que si los dones estuvieran vigentes deberíamos ver a la gente con don de sanidad yendo a los hospitales a sanar a todos los enfermos o cosas así. O sea, en vez de basar su argumento cesacionista en una exegésis de los textos bíblicos, se basan en su experiencia (o en este caso, su falta de experiencia) para decir que los dones ya no están vigentes. Entonces, donde queda el principio de Sola Scriptura?