1. Identificación de Jesucristo como Dios: En Juan 1:1, se declara que “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.” Esto establece la preexistencia de Jesucristo y su identidad como Dios mismo, presente desde el principio.

2. Rol en la creación: Juan 1:3 afirma que “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” Este versículo presenta a Jesucristo como el agente de la creación, implicando que él estuvo activamente involucrado en la creación del universo, lo que resalta su papel como creador.

3. Encarnación: Juan 1:14 declara que “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” Aquí se revela que el Verbo, que es Jesucristo, se hizo carne y vivió entre la humanidad. Este versículo muestra la encarnación de Jesucristo, su venida a la tierra como el Hijo de Dios, lo que resalta su papel en la redención y salvación de la humanidad.

En resumen, el prólogo del Evangelio de Juan revela la naturaleza divina de Jesucristo como Dios mismo, su papel en la creación y su encarnación como el Hijo de Dios que vino a redimir a la humanidad. Este pasaje es una afirmación poderosa de la identidad y el propósito de Jesucristo en el plan divino de salvación.